mi marido es un cornudo(relato)


Después de dos años de matrimonio, comencé a notar cosas raras en su comportamiento. A veces encontraba en los cajones, mi ropa interior desordenada, no como la había dejado yo. Al principio no le preste mucha atención al asunto, pensé que Santiago estaría buscando algo en los cajones y lo deje pasar, hasta que un día al colocarme unas braguitas, note que en la parte de la toallita estaba húmeda algo manchada. Yo la había lavado, juraría que si, pensé mientras me las volvía quitar y las echaba al la ropa sucia. La olí antes de ponerlas en el cesto pensando que seria flujo vaginal, pero no, no lo era por supuesto, no estarían húmedas hacia más de diez días que no las usaba, ¡que tonta! Santiago habría hecho algo con ellas, deje volar mi imaginación y concluí que posiblemente se las habría puesto, para masturbarse con ellas puestas o las habría cogido para limpiarse después de hacerlo. Aquello en principio me enojo un poco, pero a la par me fue poniendo cachonda, el comportamiento de mi esposo.
Las recogí del cesto de la ropa y me las coloque, no tardaría en subir de la calle había ido a por churros para desayunar e iríamos de compras como casi todos los sábados. Pensé en darle el gusto, y ver como reaccionaba al saber que las llevaba puestas. La humedad que notaba en mi sexo me estaba poniendo a cien y me hacia pensar en cosas perversas y excitantes. Así que me coloque un vestido bastante corto y con algo de vuelo para lucir bien las piernas y unas sandalias con algo de tacón para ir bien sexi de compras con mi marido. Cuando subió desayunamos y nos dispusimos a bajar al garaje a por el coche, ya en el ascensor me agache un par de veces, pesando que al vérseme todo por detrás se fijaría en las braguitas, me diría algo o me metería mano, pero no fue así solo se limito a decir.
- Como te agaches tanto te lo van a ver todo.
Yo que pesaba que me diría algo de las braguitas, de lo buena que estaba al menos y creo que no se fijo ni en que me había puesto las que el había ensuciado. Algo enojada conteste.
- ¿No te gusta mirarme? ¿tan mal estoy?
- Que va mujer, si vas preciosa, yo lo decía por si te veían otros.
- ¿No te parece bien, que otros me miren? ¿te pones celoso?
- A mi no me importa, mas te importa a ti seguro, mientras solo miren yo tranquilo.
- ¿Estas seguro?
Me plante frente a él y levanté mi vestido para que pudiera observar, lo fácil que era verme la ropa interior. Se hizo el duro y el desafiante volviendo a repetirme que no le importaba, pero en el fondo lo que quería es que jugásemos ya que empecé a notar como crecía su verga baja el pantalón, parecía excitarle tanto como a mi el desafío. No quise hacer ninguna observación al respecto de su verga para no romper el juego que parecía empezar. El ascensor llego al garaje y salimos había el coche, saludamos a un de los vecinos que andaba emparejando cosas del trastero que teníamos casi todos los del edificio en el sótano. Nada mas pasar por delante y saludarlo, escasamente a unos cinco metros me pare y volví a agáchame como en el interior del ascensor, pero esta vez mostrándome a mi vecino. Santiago se giro para verme y me espero de pie junto al coche, solía conducir yo así que no tubo más remedio que observar la escena que le estaba ofreciendo a mi vecino y a muy pocos metros, para que no le quedara duda de lo que estaba ocurriendo. Termine de disimular la recolocación de mis sandalias y antes de incorporarme, quise cerciorarme de que mi vecino con el que apenas teníamos relación, se había quedado pasmado con mi regalo. De repente me entro una vergüenza grandísima de lo que acababa de hacer y delante de mi marido, pero intente que no se me notara y seguí con el juego. Al entrar al coche, me aire las piernas mostrando mis braguitas de nuevo ante Santiago, para que no le quedara ninguna duda de lo que había visto el vecino.
- Estás muerta de vergüenza, no disimules. Crees que me importa que provoques a un viejo como ese, podría ser tu padre.
No le faltaba razón el vecino no era un chiquillo pero bien que se había fijado en mis encantos.
- Seguro que ahora se mete en el trastero a cascársela pensando en mi ¿no crees?
- Te crees muy chula pero estas muerta de vergüenza, ¿quieres ir a comprobarlo? Lo mismo te dejaría hacérsela.
- Pareces muy seguro, pero en el fondo quieres que vaya ¿verdad?
Le dije cogiéndole la polla por encima del pantalón.
- Uh…… si parece que te esta gustando y todo, la tienes algo dura cariño. ¿Voy y ves como me lo follo mi vida?, te vas a quedar con las ganas porque a este no me lo quiero follar.
- Eres una cerda.
- Tú no lo eres menos.
Le replique volviendo a tocarle la verga.
- Vamos a comprar que esto se esta calentando demasiado y voy a tener que subir a cambiarme las bragas de lo que las estoy mojando. Y a ti te va a estallar como no paremos.
Arranque para dar el tema de momento por zanjado y el pareció calmarse también. Ya de camino paremos en un semáforo y mira al lado izquierdo donde había un chico muy guapetón y volví al ataque.
- Prefiero a este que al vecino ¿no te parece? Puesta a ponerte los cuernos este me gusta más.
- Ya estas otra vez, parece que tienes ganas ¿eh?
- Pero solo con tu permiso cariño.
Le dije con retintín.
- Como a ti parece que no te importa. Y además si quieres te dejo mirar.
Yo seguía con mi tono desafiante mientras, el tragaba saliva sin saber que contestar. Hasta que se envalentono y me la tiro de un golpe.
- ¿Que prefieres elegirlo tu o que te lo elija yo?,
- ¿Qué?
- Si parece que tienes muchas ganas, valiente, vamos a ver hasta donde te atreves.
- ¿Lo dices enserio?
- Tú has empezado, ¿no quieres follar con otro? Mejor oportunidad no vas a tener. ¿Lo eliges tú o me dejas elegírtelo a mí? Vamos no te hagas la estrecha ahora, yo se que no fui el primero. Seguro que tienes ganas de otra polla, siempre la misma te aburre ¿verdad? ¿No echas de menos comerte alguna de las que probaste antes de la mía?
Lo cierto es que me estaba ruborizando todo lo que me decía, no se bien si por vergüenza o por lo cachonda que me estaban poniendo sus afirmaciones. No le faltaba razón pensé, no era la primera vez que pensaba en otra polla en mi boca o dentro de mi y creo que él lo había notado.
- Tú estás loco, ¿Qué te has pensado, que soy una puta?
- Si. No tienes que ver como se te ha puesto el coño de mojado con la conversación. ¿Que me dices a esto?
Dijo esto metiendo la mano en el interior de mis bragas mientras yo intentaba no salirme del carril conduciendo. Llevaba toda la razón mis flujos me delataban, llevaba toda la mañana mas que cachonda y no veía el momento de calmar mis ansias. Estaba llegando a un punto de calentón impresionante, tenia ganas de masturbarme y no veía el momento. Entramos al parquin subterráneo del Hipermercado y allí me dirigí al la parte mas despoblada. Pare el coche y me quede parada en el asiento, lo mire fijamente y metí mi mano bajo mi vestido.
- ¿Quieres ver como me masturbo?, me has trastornado cariño, estoy a cien, me voy ha hacer una paja delante de ti para que me veas disfrutar, como si estuviese con otro.
Comencé a masturbarme suavemente, sin dejar de mirarlo a los ojos, disfrutando de cada roce ante su mirada. Poco a poco fui subiendo la intensidad de mis caricias y excitándome más y más. Hasta que de repente el cogió mi mano y dijo.
- Quieta, estas bien caliente ¿verdad?
- Si………. Si…………
- Pues busca te alguien que te consuele, golfa. ¿Quieres follar?
- Si……….
Saco su mano y la mía de debajo del vestido de un golpe y al oído me susurro.
- Tienes mi permiso, busca te a otro.
Me quede, muerta iba en serio, quería que me tirase a otro tío, no me lo podía creer, era todo un juego y de repente me estaba dando el beneplácito para ponerle los cuernos, entonces le conteste.
- No cariño quiero hacerlo contigo
- De eso ni hablar. Hoy si quieres follar buscaras otro que te consuele, Se que antes o después me serás infiel así que prefiero que sea con mi consentimiento. ¡Mira hay lo tienes, Ve a por él!
Me señalo a un coche que estaba parado en el aparcamiento completamente el fondo como nosotros, nos quedaba de frente, en el había un señor de mediana edad ajeno a lo que estaba tramando mi esposo. El individuo en cuestión parecía poner en orden papeles en el interior del coche que era un modelo de gama comercial con las lunas traseras completamente tapadas y el logotipo de la empresa pintada en ellas. Parecía tranquilo abstraído en su trabajo. Mi marido insistía
- ¿No te atreves? Es todo para ti mi amor, dale la alegría de su vida y date tú el gustazo. Ya quisiera yo que de repente me apareciera una tía tan buena como tu en mi coche y me propusiera follar.
Visto de esa manera, lo tenía como vulgarmente se dice ¡a huevo!, yo estaba ardiendo de deseos de coger un buen macho y mi marido se negaba y parecía que iba bien enserio, me lo ofertaba de una manera que no podía rechazar, pero tampoco quería parecer excesivamente deseosa así que conteste.
- Cariño yo no……..
- Calla estas deseándolo zorra, crees que me vas a convencer de que no quieres. Estas perdiendo tu oportunidad date prisa que parece que esta recogiendo y se va.
El señor parecía estar dejando las cosas en el asiento del copiloto y ciertamente parecía dispuesto a marcharse. Sin mediar palabra salí del coche y me dirigí directo a por él. No se percato de mi presencia hasta que estuve prácticamente al lado del coche, la ventanilla estaba bajada debido al calor que hacia en el parquin y el señor estaba algo sudoroso al igual que yo, que entre el calor y los nervios de la situación me sudaba cada por de la piel. El tipo no era nada atractivo, a pesad de estar sentado se le veía gigantesco y soy mas bien pequeña y mi marido no es muy grande que digamos, así que posiblemente me pareció incluso mas de lo que en realidad era y mas metido en aquel vehículo comercial que era de un modelo bastante pequeño. Pensé en dar un rodeo contarle una milonga para engatusarlo, pero fui directa al grano.
- Buenos días caballero, necesito un hombre
- Como no, en que puedo ayudarla
- Necesito echar un polvo
Como no podía ser de otra manera el hombre quedo pasmado, y no sabia como reaccionar.
- ¿Es que no le gusto?
- Si… mujer pero……..
- No le parezco atractiva.
- Eres un bombón, pero……….
Abrí la puerta del coche e me puse en cuclillas para estar a la altura de su verga, pensé en que así de sopetón, el hombre necesitaría de unos estímulos previos para ponerlo a tono. Sin para de hablarle fui bajándole la bragueta y masajeando por encima de los calzoncillos su pene.
- Seguro que le parezco ¿fea verdad?
- Que va, es que así de pronto
Comencé a abrirme el escote para que pudiera verme bien.
- Seguro que te parecen pequeñas mis tetas
- Que va, son perfecta
Cogí su mano y le hice tocarme uno de los pechos, el señor estaba casi temblando la verdad, pero poco a poco su polla iba empezando a reaccionar. Que de asombrada cuando esto empezó a crecer, posiblemente doblaría en tamaño a la de mi marido, era increíblemente grande, sobre todo gruesa, no dude en que se la chuparía, nunca había tenido una tan grande en la boca. Cuando me pareció que era el momento, comencé con unos suaves lametones y un hablar aun más sensual para que cogiera buen tono. Ya era mío, tenía un sabor muy fuerte ese pedazo de verga que no me desagradaba era excitante un olor que aun recuerdo y me pone a cien. Termine como pude con ella en el interior de mi boca, casi tengo que desencajar la mandíbula para meterla, que grosor dios mío. Comencé como pude a chupar y a ensalivarla, pese que me costaría un gran esfuerzo metérmela y quería que estuviese bien lubricado. Note unas enormes manos que me cogían la cabeza y me hacían tragarme todo el instrumento.
- Hasta el fondo, guapa no quieres polla, trágatela toda.
Casi no podía respirar menos mal que enseguida me subió la cabeza y me la saco diciéndome.
- No quieres follar, ya esta bien de chupeteos, vamos a lo serio.
Como pude entre en el coche, me coloque encima de él, que para entonces ya había reclinado el asiento para estar más cómodo. Me estaba costando un enorme esfuerzo coger una buena postura para cabalgara, mi victima, cuando note que sus manos esta vez su apoderaban de mi culo y sin gran esfuerzo me llevaban a una postura perfecta para mis intenciones. El recostado hacia atrás y yo frente a el erguida, mire por la ventanillas hacia donde se encontraba mi marido, esperando algún gesto por su parte supongo. Pero el seguía dentro del coche mirando mis acciones sin rechistar lo mas mínimo, así que me puse manos a la obra y no lo pensé mas, el me había dado permiso, el se lo había buscado y yo estaba ardiendo de ganas. Aparte mis bragas dejando libre el camino para disfrutar de un sueño, ni en mis mejores fantasías se me había presentado tan perfecto el asunto, así que con la mano derecha cogí su pene y comencé a jugar en la entrada de mi vagina rozándola, sintiéndola.
- ¿Crees que no te va a caber? Zorrita
- ¡Que dices! ¡no es tan grande¡ que te has creído
- Lo que dicen todas, lleva cuidado no quiero que te hagas daño.
Dijo con una sonrisa picara en la cara, mientras yo ayudada por sus manos, subí mis caderas para dejarme clavar por aquel falo. Lo coloque en la entrada que para entonces estaba mas que lubricada y preparada para la acción, y de repente y de u solo golpe el me hinco contra su cuerpo, abriéndose camino en el interior de mi ser violentamente. El dolor y el placer vinieron al unisonó, mis gritos y gemidos se entremezclaban, ni veinte segundos tarde en tener un brutal y sonoro orgasmo, cuyos gemidos no podía reprimir a pesad de que se me vino a la mente mi marido y creí que no le haría ninguna gracia, que estuviera tan desbocada ya que con el era muy callada y apenas me desmadraba y mucho menos de esa manera tan brutal. El seguía subiéndome y bajándome con sus enormes manos, a pesad de que sabia mas que de sobra que yo me había corrido. Estaba acostumbrada a un solo orgasmo y ya esta, además cuando este se producía, que no era siempre, mi marido ya había terminado bastante antes que yo. Por lo que estaba bastante extrañada, recibiendo todavía esas envestidas tan complacientes, mi amante seguía y seguía, había topado con un autentico semental inagotable, comencé de nuevo a notar como me subía el calor y las ganas de mas, y mas, y mas. Estaba dispuesta para el ataque otra vez, quería dejar completamente satisfecho a mi presa y comencé a acelerar el ritmo dejando me llevar por el placer infinito que me producía todo aquello. Me produjo el segundo orgasmo, esta vez menos escandaloso, lo reconozco, pero seguro que no podía pasar desapercibido para mi esposo. Mi amante me acompaño en el orgasmo y esta vez si vacio todo su emoción, pero lo hizo dentro de mi.
- ¿Lo has hecho dentro?
- ¿Qué querías?
- No …………..yo … bueno ya esta
- Ahora te vas a poner remilgada.
- No es que
Se me vino a la cabeza mi marido y que diría de esto, pero bueno lo echo hecho estaba, yo tomaba píldoras anticonceptivas así que embarazada estaba segura de que no me que daría y si decía algo me valdría de escusa. Estábamos todo sudados, ambos, el calor que hacia en el parquin y dentro del coche sumado al esfuerzo físico al que nos habíamos sometidos, habían hecho que nuestros cuerpo estuvieran húmedos y fatigados. Pensé en como finalizar aquella situación, con al fin y al cabo un desconocido para mi hasta entonces. Decidí comenzar a despedirme, necesitaba recomponer mi vestimenta y me sentía sucia y mas que acalorada. También debía enfrentarme a la nueva situación que se me planteaba con mi marido.
- Gracias, ha sido todo un placer como ¿te llamas?
- Fermín para mi ha sido todo un placer también, eres muy ardiente jovencita.
- Tu eres un gran semental mi vida, que sepas que nunca había tenido dos orgasmos seguidos.
- Eres muy joven todavía te falta rodaje. Dile a tu marido que espabile o te perderá.
- ¿Cómo sabes que estoy casada?
- Hay cosas que no puedes disimular corazón, el anillo, tus ganas en la entrega ante otro hombre y que he visto a tu esposo mirándonos en el coche mientras me la chupabas ayuda a averiguarlo. ¿te lo ha propuesto el, o ha salido de ti?
Me dejo si palabras por un momento, lo sabia todo.
- No………….. él………….. esta mañana………………
- Déjalo, él ya tiene los cuernos que iba buscando y tu una experiencia inolvidable y yo la verdad un bombón como tu no me lo follo todo los días, así que para mi el premio gordo.
- Canalla, que suerte has tenido.
- Toma.
Rebusco entre sus papeles y me dio una tarjeta acompañada de dos billetes de 50 euros.
- Guárdate esto
- Yo no soy una puta. No quiero dinero.
- Ya lo se, no te preocupes, el dinero es para que te compres algo bonito como tu, y de paso tu marido sabrá que has cobrado eso seguro que le harás mas cabrón todavía y mi tarjeta será nuestro secreto, guárdatela bien que no te la vea y si algún día quieres que nos volvamos a ver, los lunes y lo jueves tengo esta ruta ya sabes.
- Pero es que.
- Tranquila y ve saliendo que al final va a pensar que estamos liados, ji, ji, ji, ji.
Le obedecí, no tenia mucho sitio donde esconderme la tarjeta así la coloque en la tira del mi sujetador para que no callera y buscarle lugar cuando llegar al coche, el dinero lo deje en la mano para que lo pudiera ver bien. Me recline sobre el le di en beso en la mejilla y me dispuse a salir como pude del coche estaba completamente entumecida de la postura, por lo que me costo coger el equilibrio al empezar a andar. Me gire le hice adiós con la mano mientras el se marchaba del parquin con un sonrisa cómplice en su rostro. Caminaba con dificultad hacia mi coche, cosa que no paso desapercibida para Santiago que no tardo en reprocharme.
- Tan grande la tenia que no puedes ni andar.
- Cariño es por la postura dentro del coche, no estaba cómoda.
- Pues no me lo ha parecido. Nunca te había visto así de entregada.
- Pensaba en ti.
- Mentirosa, no me mientas, quiero la verdad
- Bueno, lo cierto es que yo estaba muy caliente lo, sabes.
- Eres una puta, lo sabes.
- Y tu un cabrón que me has hecho hacerlo.
- No te importa follar con cualquiera ¿verdad?
Yo no sabia muy bien a que venia todo aquello el era el que quería y no entendía su enfado, pero pronto lo comprendí, mire su pantalón y la polla parecía estallarle dentro. Estaba súper excitado, no podía dejarlo así. Seguí dándole bola, que parecía gustarle.
- Cariño yo no quería pero una vez allí,……….. el la tenia tan grande y hermosa que yo no he podido resistirme.
Mientras me aproximaba a él y le iba acariciando, primero la pierna luego por encima del pantalón, poco a poco habiéndoselo y dejando salir su polla para que disfrutara de libertad.
- Cariño solo te quiero a ti, a él solo lo he utilizado, como a un instrumento cualquiera mi vida.
- Ya, te he visto disfrutar ¿eso que es?
Refiriéndose al dinero.
- Me lo dio para que me comprar un capricho.
- Tan buena puta eres.
- Lo mismo si cariño, quieres comprobarlo,
- No, no quiero follarte, te he dicho que hoy no
En ese momento yo ya le masajeaba la polla, plenamente y a el se le iba escapando la mano hacia mis muslos. Las dejaba ir como sin querer resistiéndose a tocarme y yo seguía poco a poco agachándome para chupársela y hacerlo gozar. Entonces me toco las bragas que estaban empapadas del semen de Fermín y dijo.
- Se ha corrido dentro.
- Si cariño tengo el semen de otro hombre dentro de mí, me ha hecho gozar como nunca lo he hecho contigo. He tenido suerte y ha sido un autentico semental al que me he follado, he tenido dos orgasmos con el sin que ni tan siquiera me la sacara, tiene un pollón enorme que creía que me partía en dos el coño cuando me la metía de un golpe, cuando sus manos cogían mi culo, sus enormes dedos rozaban el botoncito como queriendo entrar y eso me ha vuelto loca, y todo gracias que eres un cornudo y me has dejado que gozara con otro hombre y ahora te la voy a chupar para compensarte.
No llegue ha hacerlo todo aquello que le dije, pareció gústale de tal manera que como un adolescente se corrió, antes de que pudiera introducírmela en la boca, me pringo toda la cara y el pelo, nunca había visto tan gorda la polla de mi marido, ni tanto semen salir de ella, creo que tuvo el mejor orgasmo de su vida el muy cornudo.
Cogí mi bolso y lo deje como extasiado en el coche mientras me dispuse a entrar en el centro comercial, en busca de el servicio para adecentarme un poco.
- Espérame frente a los servicios de la última planta.
Le dije y allí lo deje, solo deseaba refrescarme, me sentía sucia tenia semen por todo los lados, el de mi marido por la cara y en mi entrañas el de mi improvisado amante, así que no veía el momento de asearme un poco. Entre en el baño de señoras que afortunadamente estaba vacio y como pude me lavé la cara, moje mi pelo y lo peine y cuando intente recomponer mis braguitas, fue imposible estaban tan empapadas que ni las intente limpiar, directamente las tira ala papelera y con toallitas húmedas que llevaba en el bolso limpie mi vagina, notando un verdadero alivio al estar mas o menos limpia, que gusto pensé por un momento mirándome frente al espejo. De repente entro un señor al cual vi atreves del espejo y me sobresalte.
- ¿Que hace usted aquí?
- Comprobar si merece la pena lo que voy a pagar por ti
- ¿Cómo?
- Si tu chulo esta hay fuera y me ha pedido 100 euros por follarte, si me gustabas, así que voy a salir a pagárselos que la mercancía creo merece la pena.
- ¿Pero que esta diciendo?
Me hice la sorprendida, el señor que no tendría menos de sesenta años, bastante alto y delgado, parecía un tipo con clase, bien vestido y con modales. A pesad de lo brusco que pudo parecer al decirme la cosa así tan de sopetón, no me produjo mala impresión. Salió de los servicios dejándome completamente parada frente al espejo y quede mirándome sin saber que hacer, de nuevo Santiago me estaba poniendo en manos de otro hombre y esta vez me estaba vendiendo. No es que fuéramos ricos, pero tampoco éramos tan pobres como para tener que prostituirme, comencé a pensar, pero esto no era por dinero bien lo sabia yo. Los escuchaba hacer el trato desde el interior y comencé a ponerme nerviosa, de nuevo mi cuerpo comenzó a sudar y mi coño empezó a mojarse de pensar en lo que le venia encima otra vez. El señor, que resulto llamarse Carlos, No se ando con rodeos.
Entro como acostumbrado a manejar estas situaciones, lo cierto es que solo exigía lo que había pagado, parecía acostumbrado a dirigir y mandar, así que sin dudar lo más mínimo tomo el mando.
- Haber que vea que tienes para mi preciosa.
Dijo señalándome el vestido he indicándome que lo subiera para verme las braga. Pero yo ya no las llevaba puestas.
- Que buen zorrón estas hecha, ya estas preparada
Comento acercándose y a la vez metiendo bajo el vestido buscando mi sexo, dos de sus dedos entraron suaves en mi interior, como acostumbrados a esta acción y sin oposición. Un gemido de placer salió de mi sin que pudiera contenerlo, sus tocamientos me estaban en muy pocos segundos a cien, este hombre si sabia utilizar sus manos, metía sus dedo como buscando algo y jugando en mi interior como sabiendo que me entregaba totalmente a sus caricias.
- Que buena hembra eres jovencita, estas completamente empapada, así me gusta, gózalo guapa gózalos
De repente me saco los dedos y me aparto hacia atrás, me cogió por la cintura y de un tirón me subió encima de la bancada de lavabos, una vez allí abrió completamente mis piernas y mi coño quedo frente a él, preparado y dispuesto para sus caprichos.
- Ya esta bien ahora me toca a mi, ¿ no te parece? Quiero comprobar lo caliente que eres preciosa. Te importa si te como un poco el coño primero.
No sabia que contestar pero asentí con la cabeza, el se reclino sobre mi y comenzó a chupar como un autentico experto, de mi labios se escavan cada vez que su lengua tocaba mi clítoris un
- ¡que bueno! ¡Gracias!!uh, uh, uh!
MI marido entonces asomo la cabeza muy discretamente al principio, pero al comprobar que Carlos, estaba agachado ocupándose de mi coño y de esta manera, no lo podía ver, asomo con toda impunidad la cabeza. Me miro fijamente a los ojos, como poseído por lo que veía, parecía extasiado, ni un solo gesto de reproche, al contrario, su expresión parecía a animarme a continuar disfrutando y así hice. Mi primer orgasmo producido por Carlos lo tuve mirando lo a los ojos, era increíble el placer que sentí, al verme comida por aquel tipo mientras mi marido lo observaba todo sin perder detalle, el muy cornudo asentía mientras yo me retorcía de placer por la lengua de aquel desconocido. Carlos no tardo en ponerse en pie y sacar su pene ya preparado para penetrarme, lo cierto es que me pareció pequeña la verdad y muy dura no es que la tuviera, después del pollón tan enorme del que había disfrutado en el parquin hacia apenas media hora, creí como así fue, que este me haría cosquillas. Se planto cara a mi y gracias a su altura la bancada le venia perfecta para la penetración, no tuvo problema para metérmela, mi exceso de lubricación y su justo tamaño ayudaban para que entrara sin ninguna dificultad. Sus movimientos no conseguían hacerme gozar a penas un cosquilleo y con lo saciada que estaba no podía esperar más, así que pensé en fingir un poco para no defraudarlo, y comencé a gemir. Pero él a los pocos segundos se percato y se hecho hacia atrás.
- ¿Que haces? Si no lo sientes no hace falta que finjas PUTA, crees que no se te nota. Prefiero que sientas no que actúes estúpida, para ver teatro se donde tengo que ir.
Me saco las tetas cogió mis pezones, pellizcándomelos con fuerza
- Esto si lo sientes verdad
- Ah! ¿Qué haces? Se me escapo un grito de dolor
- Ahora veras como no vas a fingir guarra
Pareció ponerse violento, por un momento me asuste, yo no estaba acostumbrada a esa brusquedad. De un tirón me bajo de la bancada y me coloco mirando hacia el espejo, quede dándole la espalda y el se fue agachando y desapareció tras de mi. Me reclino contra los lavabos quedando mis manos apoyadas en dos de ellos y mi cara muy cerca del espejo. Mi rostro contrariado en primer plano, al fondo tras de un pequeño tabique, como amagado, de nuevo el de mi esposo que no perdía detalle. Mientras tanto mi amante colocaba la falda de mi corto vestido sobre mi espalda, dejando mi culo completamente al aire y a su merced y deslizaba sus manos por mis muslos invitándolos a abrirse a sus caprichos. Cuando consiguió que me colocara en la postura que pretendía, solo replico.
- Ahora si vas a sentir, hoy vas a saber lo que es un orgasmo.
En ese momento pensé que con lo que llevaba encima esa mañana no me quedaba nada que aprender, pero estaba completamente equivocada. Comencé a notar como su legua jugaba con mi culo, lamia de una manera exquisita que me excitaba muchísimo, hasta entonces nadie me había comido el culo y mucho menos penetrado. Santiago me lo había pedido en alguna ocasión pero siempre preferí que esperara, por lo que también quería que Carlos lo respetara y mucho menos deseaba en ese instante entregárselo delante de mi marido. Sus juegos me estaban llevando a perder la cabeza, ni tan siquiera yo sabia que eso que me hacia me gustaba tanto. Por un momento perdí la cabeza y cuando note que con uno se sus dedos intentaba penetrarme, el dolor me hizo volver de mi estado de éxtasis y le replique.
- ¡Eso no!
- ¿Por qué? ¿NO te gusta acaso?
- Si pero
- Es por dinero ¿Cuánto quieres? ¿Cien más?
- ¡no!
- Esta bien el dinero no es problema pero no llevo mas de doscientos, toma los
Los tiro sobre la bancada y los vi caer frente a mi, mientras sus manos seguían muy despacio abriéndose camino hacia mi interior.
- Es que nunca……………..por hay……
- Ya lo he notado, por eso soy capaz de darte lo que me pidas, pero no llevo mas tendrás que fiarte de mi y cuando terminemos te traeré quinientos mas
- Pero hace daño
- Solo al principio, seré cuidadoso
Para ese momento de la conversación la punta de su dedo ya estaba dentro de mi y pensé que de perdidas al rio. Por setecientos euros estaba vendiendo algo que algún día lo daría gratis no era tan mal negocio, además este señor la tenia mas bien pequeña y no me haría mucho daño, así que poco a poco me fui auto convenciendo mientras un gemido entre placer y dolor salía de mi boca ya que su dedo índice ya estaba completamente alojado en mi interior.
- Que caliente estas, dime cuanto lo deseabas
- No ….no es cierto…….ah
- No disimules , no nos ve nadie, mime que quieres que te de por el culo
No era cierto mi marido no perdía detalle y yo no quería decirle que me lo hiciera por detrás cuando a él se lo había negado. Su dedo seguía jugando en mí interior volviéndome loca, sentía un placer nuevo al inimaginable para mí hasta ese momento. Me mire en el espejo y estaba entregada, me mordía los labios de puro placer y jadeaba de dolor como una perra. Aquella imagen de mi tan entregada me puso más cachonda todavía, volví a mirar al fondo del espejo y el cornudo de Santiago allí seguía disfrutando del espectáculo. Por un momento medio verdadera pena, había convertido de la noche a la mañana a su esposa en una autentica puta y a el en un cabrón consentido y como además parecía disfrutarlo quise darle una lección.
- ¿No lo deseas?
- NO………..no……….
- ¿Como que no? Tu cuerpo dice lo contrario
- ¿Seguro? No crees que pueda estar fingiendo como antes.
- No mucha esta vez no
Se levanto sin sacarme el dedo, con la otra mano me despejo el pelo de la cara, lo recogió en una cola y tiro levantándome la cara para que me viera bien en el espejo. Hinco un poco mas el dedo en mi interior y me dijo.
- Mírate, ¿me vas a decir que no te gusta?
Entre un enorme gemido solo le pude decir
- Haz ya, fóllame antes de que me arrepienta, rómpeme el culo cabrón lo estas deseando
- Tus deseos son órdenes, preciosa.
Seguía tirándome levemente de la improvisada cola, me dominaba la cabeza como si de un caballo se tratara, en este caso su yegua que estaba preparada para ser montada por un semental. Se reclino ligeramente e dejo caer un buen chorro de saliva, que dijo justo en mi agujerito del que iba saliendo con el mismo o mas dolor del que había entrado el índice que me había hecho perder la cabeza. Me conforme pensando que no la tenia grande el caballero y no me produciría excesivo dolor, pero me equivoque, lo que por el coño me hacia cosquillas y apenas notaba, cuando dijo de entrar por el culo me pareció un misil, la clavo de una sola estocada y no falto mucho para que perdiera el conocimiento creo, mi respiración se paro por un momento y no veía el momento de que aquel dolor acabara, todo lo que en principio fue placer se torno en dolor y mal estar. Empezó a envestir con fuerza, creo que al verme sufrir se excito mas y me apuntalo sin piedad durante tres o cuatro minutos que para mi fuero eternos. Cuando final mente se corrió lo hizo dentro, note como me chorreaban las piernas, las mire y pude ver como algo de sangre acompañaba a su esperma por mis muslos. No podía moverme todavía la tenia dentro y espere concentrada a que su miembro perdiera vigor y saliera por si solo sin demasiado esfuerzo como así fue. Que alivio al salir aquello de mi, le tuve que dar la razón nunca había sentido nada igual, y e aquel momento no quería volver a sentir lo jamás.
- Gracias preciosa, se que lo has pasado mal, no creas pero esto me lo agradecerás eternamente. El primer hombre de tu vida es importante pero el primero que te da por el culo te marca para siempre.
Note como me miraba mientras decía
- No es nada un pequeño desgarro, te dejo mi tarjeta, llama mañana temprano y pide cita, di que he dicho yo que te la den si no que me pasen al teléfono contigo, allí te terminare de pagar no padezcas.
Dejo una tarjeta de visita dentro del bolso y se marcho, mi marido había desaparecido yo apenas me podía mover del dolor que todavía tenia y como pude comencé a limpiarme un poco de nuevo y recomponer mi figura. Cuando hube terminado, cogí mi bolso. Apenas podía andar, mi vestido estaba bastante mojado y mi peinado dejaba muchísimo que desear. Busque a Santiago por la planta superior sin éxito, poco a poco fui cobrando la compostura y podía andar algo mejor, estaba cansadísima y no tenia ganas de nada. Mas de media hora después encontré a Santiago en una de las tiendas de lencería de la segunda planta, desde fuera vi como pagaba y al salir y verme me dijo.
- Ven vamos al servicio.
Entramos al que mas cerca nos pillaba y allí me metió en uno de los váteres. Con muchísima suavidad y cariño, me fue poniendo unas braguitas nuevas que me había comprado, a la vez que las subía me besaba los muslos.
- Estoy muy cansada Sebas.
- Me imagino, No te preocupes hacemos la compra y vamos a casa mi amor, ya esta bien por hoy.
Ni un reproche ni un mal gesto, parecía complacido y sereno, en todo un cornudo consentido lo había convertido, y parecía encantarle.

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