paja en la playa


Sara disminuyó la presión de los dedos que abrazaban el capullo de su amante y sin deshacer el círculo que formaban comenzó a subirlo y bajarlo, pero sólo pasaba a lo largo del glande, que era donde más sensibilidad sabía que tenían las pollas.
La extrema dureza de aquel capullo posibilitaban el deslizamiento de sus dedos, pero aún así Sara adelantó un poco su cabeza y dejo caer un voluminoso escupitajo que dio de lleno en el capullo brillante y duro, con lo que los dedos se deslizaban mucho más fácilmente. Sara tenía esa mano totalmente mojada de su saliva, saliva que se deslizaba por la polla hasta llegar hasta la otra mano que no dejaba de agarrar con fuerza el tallo de aquel miembro.

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