para disfrute de mi marido

Mientras yo me dedicaba a su polla, ellos, los otros dos se dedicaban a mi coño estimulándolo con sus largos dedos y lenguas. Lo estaban haciendo muy bien y yo no paraba de gemir y de apretar y morder la polla de mi boca sin poder recordar cuantos orgasmos había tenido. Uno de mis nuevos amantes se acostó boca arriba, y otro me dirigió para que me sentase sobre su palo tieso, al cual me acostumbré poco a poco pues, pese a lo mojado de mi coño, no era fácil recibir semejante trozo de carne.
Ya acostumbrada, otro empezó a comerme el culo mientras que el tercero sabía bien que mi boca no se podía descuidar y allí me metió la polla. De mí solo salían gemidos. En esa posición me quedé mientras que ellos se turnaban en mis tres agujeros, dejándome doloridas las tetas de tanto manoseármelas y chuparlas hasta que uno por uno, mientras les mamaba la polla, me llenaban de semen la boca y el rostro.




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